Tarde calurosa de agosto, un guitarrista entretiene a los paseantes en Plaza Mayor, el reloj el ayuntamiento marca las 18:45 y se va haciendo la hora de marchar. Unas monedas caen en la funda de la guitarra y a cambio tomo un CD.
La mañana del día siguiente con el mismo escenario de fondo pero a distinta hora me encuentro con el mismo músico en el mismo lugar; sus canciones son un regalo para mi corazón y su voz el papel en el que van envueltas.
Finalmente me decido, tomo un billete de 5 euros, un lapicero y le escribo un número de 9 cifras, mi número de teléfono. Me acerco a la funda de guitarra y lo coloco debajo de unas cuantas monedas.
Unos minutos más tardes el guitarrista hace una pausa en su repertorio, recolecta una parte de sus monedas y billetes y cuando retoma su labor musical, una dedicatoria para nada casual: "Burgos, una ciudad con tanto viento cuanto amor"
Esa misma tarde, un número privado llamó a mi teléfono, respondí y la voz me era conocida...