18 mayo 2011

La nieve de mayo

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo.
(Garcilaso de la Vega )

Hoy dieciocho de mayo me he calzado las botas y he decidido salir a la calle por motivos académicos, pero además he aprovechado para darme un paseo.

Mi recorrido inicia en la Calle Per Abad, continúa por el Paseo Marceliano Santamaría para entrar en el Paseo de la Isla, Paseo de las Fuentecillas y Paseo de la Universidad.

Mientras estaba recorriendo la Reciente Remodelación Revolucionaria del Paseo de la Isla y tras sobrepasar una eRRe enorme, símbolo de Burgos 2016, me he dado cuenta que algo blanco caía de entre los árboles, no era pelusa de los chopos que crecen en las riveras de los ríos, ni tampoco nieve (todos sabemos que Burgos es una ciudad muy fría que no te dejará frío, te dejará helado) sino la nieve de mayo, las flores apenas marchitas de los castaños de indias que caían dulcemente mientras jugaban con los rayos del sol hasta aterrizar en las pistas de arena y alquitrán del parque.

Sinceramente, el paseo entre típicos jardines españoles ha sido muy agradable, de no ser porque al volver tanta naturaleza y polen suelto me ha provocado tener los ojos rojos como si los tuviese inyectados en sangre.


2 comentarios:

Agilulfo dijo...

La Madre Naturaleza tiene esas cosas, que la belleza puede ir acompañada de malestar, ese que quizás persigue al hombre por no entenderla, no saberla sentir, no poder mirarla... o quizás querido Ciocco, los ojos rojos son por el deleite de haberla mirado

Clara dijo...

Seguro que fue un paseo maravilloso, sobre todo si además de esa nieve primaveral pudiste disfrutar de un paseo en soledad contigo mismo.
No sé por qué, pero para mí un paseo a primera hora de la mañana, cuando todavía se siente en frescor de la noche, y la quietud de las primeras horas del día, es una de las experiencias más relajantes que se puedan tener.
Respecto de los ojos rojos... paciencia y antihistamínicos.
Mejorate, chaval.
Ciao