Sí, señoras y señores, estamos en obras, lo cual significa que Ciocco tiene que subir calderetas cargadas con masa dos pisos a pie porque evidentemente los edificios antiguos no tienen ascensor.
Pues bien, llega un momento en la jornada obrera en la que subes la última caldereta, que es como el último lunes antes de las vacaciones; cuesta pero ves el final pronto, sí, hay luz al final del tunel, aunque después de ese lunes le siga otra semana completa hasta llegar al viernes que marque el inicio de las vacaciones.
A lo que vamos, después de esa última caldereta, tocó esperar y esperar hasta que la masa se acabó, lavar las herramientas para un uso posterior, preparar un bocadillito furtivo de crema de leche con avellanas, recolectar mis primeros tomates ¿cherry?, cenar, un viaje en automóvil de una media hora y por fin una DUCHA CON AGUA CALENTITA para eliminar la roña acumulada tras la cual vino la sesión de escritura en el blog.