Pues bien, quizás los chispazos sean reales, al fin y al cabo somos un conjunto de reacciones químicas y las sensaciones son impulsos eléctricos. Pero ¿qué pasa si entre dos personas sólo una siente el chispazo?
22 agosto 2014
Chispazos
Este fin de semana he estado en la boda de uno de mis mejores amigos, el primero que se ha casado; durante la ceremonia el cura habló del amor como ese chispazo que enciende el corazón para siempre y ha sido una figura lingüística que ha dado juego durante el banquete como el calambrazo que te impulsa a compartir el resto de tu vida con una persona.
Pues bien, quizás los chispazos sean reales, al fin y al cabo somos un conjunto de reacciones químicas y las sensaciones son impulsos eléctricos. Pero ¿qué pasa si entre dos personas sólo una siente el chispazo?
Pues bien, quizás los chispazos sean reales, al fin y al cabo somos un conjunto de reacciones químicas y las sensaciones son impulsos eléctricos. Pero ¿qué pasa si entre dos personas sólo una siente el chispazo?
Cerrando ciclos
Últimamente tengo la sensación de que ciertas personas que de uno u otro modo estaban en mi vida el año pasado por estas fechas y desaparecieron de ella vuelven a aparecer, como una suerte de reencuentro cíclico o de retribución kármica que no sé si tomarme a bien o a menos bien.
Sea como fuere lo que sí que siento es la necesidad de ir cerrando ciclos, renovando para dejar espacio a que lleguen personas y cosas nuevas.
Quizás sea algo pasajero o que como las modas todo vuelve. Un saludo blogosfera, un saludo ciberesfera, un saludo universo.
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Besos con Napoleón III ó el desconocido del lago
Lamentablemente se me ha hecho tarde, he quedado para cenar con mi amigo Henry, así que mientras caminamos hacia la explanada donde he aparcado me dirijo a mi interlocutor.
— Se me ha hecho tarde, me tengo que ir.
— Vale pero dame un beso.—me responde al tiempo que nos damos no uno, sino dos besos en las mejillas, éste último un poco más cercano a la boca.
—Tres...— le respondo mientras junto sus labios con los míos y dejándonos llevar por la pasión nos fundimos en cálidos besos.
— Para ya, que vas a llegar tarde; además estamos en medio del parking.
— Vale pero dame un beso.—me responde al tiempo que nos damos no uno, sino dos besos en las mejillas, éste último un poco más cercano a la boca.
—Tres...— le respondo mientras junto sus labios con los míos y dejándonos llevar por la pasión nos fundimos en cálidos besos.
— Para ya, que vas a llegar tarde; además estamos en medio del parking.
Y así fue como Napoleón III y yo nos besamos al despedirnos.
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