Avec toi,
je me voyais faire ma vie.
Faire ma vie..
Ecoute moi,
le temps d'une mélodie.
Mélodie..
(Axel Tony - Avec Toi)
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Todavía recuerdo aquella noche en que nuestros cuerpos de aproximaron, cada vez que vuelvo a ponerme la lencería roja y blanca que tú mismo elegiste como más acorde para aquella ocasión, simplemente éramos dos extraños a los que el destino hizo cruzarse.
Quizás fue casualidad que el hotel estuviese lleno, que mi vuelo saliese retrasado y que el congreso en el que tú participabas durase un día más, pero ya sabes; es duro ser azafata de vuelo y no saber dónde te tocará dormir el día siguiente, dónde podrás lavar la ropa que llevas acumulada en la maleta, como también es duro irse un fin de semana a un hotel, sin la posibilidad de concederte un tiempo de ocio.
Tenía que pasar, overbooking en el hotel, la solución más fácil y comprometida era que dos clientes compartiesen hotel, naturalmente la reserva sería devuelta a ambos clientes, no era eso por lo que habían pagado. Afortunadamente era una habitación matrimonial con cama supletoria aunque no nos hizo falta el minúsculo lecho adosado a la pared.
Desde el mismo momento que decidimos compartir habitación también pasó por nuestras cabezas compartir ducha relajante embadurnados en gel que permitió que nuestros cuerpos de deslizasen con mayor naturalidad dando rienda suelta a nuestras fantasías con un desconocido. Tras ese baño ardiente llegó la hora de pasar a la cama, con la única compañía de la minúscula pieza de lencería roja con ribetes blancos sobre lo cual prometimos que jamás diríamos nada por lo que debo mantenerme callada y guardar silencio.
A la mañana siguiente fuiste tú quién me acercó al aeropuerto para que tomase aquel vuelo a Timisoara antes de que tu congreso comenzase, dejando en aquella calurosa noche de Atenas todo el amor y la pasión desatados.