29 abril 2013

Lencería roja con ribete blanco


Avec toi,
je me voyais faire ma vie.             
Faire ma vie..
Ecoute moi,
le temps d'une mélodie.
Mélodie..

(Axel Tony - Avec Toi)
           

Todavía recuerdo aquella noche en que nuestros cuerpos de aproximaron, cada vez que vuelvo a ponerme la lencería roja y blanca que tú mismo elegiste como más acorde para aquella ocasión, simplemente éramos dos extraños a los que el destino hizo cruzarse.

Quizás fue casualidad que el hotel estuviese lleno, que mi vuelo saliese retrasado y que el congreso en el que tú participabas durase un día más, pero ya sabes; es duro ser azafata de vuelo y no saber dónde te tocará dormir el día siguiente, dónde podrás lavar la ropa que llevas acumulada en la maleta, como también es duro irse un fin de semana a un hotel, sin la posibilidad de concederte un tiempo de ocio.

Tenía que pasar, overbooking en el hotel, la solución más fácil y comprometida era que dos clientes compartiesen hotel, naturalmente la reserva sería devuelta a ambos clientes, no era eso por lo que habían pagado. Afortunadamente era una habitación matrimonial con cama supletoria aunque no nos hizo falta el minúsculo lecho adosado a la pared.

Desde el mismo momento que decidimos compartir habitación también pasó por nuestras cabezas compartir ducha relajante embadurnados en gel que permitió que nuestros cuerpos de deslizasen con mayor naturalidad dando rienda suelta a nuestras fantasías con un desconocido. Tras ese baño ardiente llegó la hora de pasar a la cama, con la única compañía de la minúscula pieza de lencería roja con ribetes blancos sobre lo cual prometimos que jamás diríamos nada por lo que debo mantenerme callada y guardar silencio.

A la mañana siguiente fuiste tú quién me acercó al aeropuerto para que tomase aquel vuelo a Timisoara antes de que tu congreso comenzase, dejando en aquella calurosa noche de Atenas todo el amor y la pasión desatados.




13 abril 2013

Farfalle in pancia




¿Quién fue el primero
que se atrevió a besar
 y superó todo aquello?
 Y no lo paséis mal,
 sabéis que os quiero
 y eso es pa' el cielo.

Hoy mientras me estaba lavando las manos he levantado la vista, he visto un chico, con gafas, recién afeitado, con un collar blanco al cuello y una camiseta negra que marcaba su anatomía pectoral. No he podido resistirme a esa mirada y he sonreído.

Él por su parte me ha devuelto la sonrisa, así que he decidido guiñarle un ojo y he percibido como su ojo también se cerraba a la vez que el mío. El corazón se me ha acelerado un momento pero he decidido hacer caso omiso de esa señal y seguir con lo que estaba haciendo.

Esta noche sé que no dormiré junto a él, pero mañana cuando lo vea me he propuesto tocarle y decirle algo. Deseadme suerte.

¿Quién fue el primero
que se atrevió a besar
 y superó todo aquello?
 Y no lo paséis mal,
 sabéis que os quiero
 y eso es pa' el cielo.



08 abril 2013

Gracias Sara

[...]

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


(Miguel Hernández)

No es habitual que haga entradas dedicadas a personajes famosos pero la muerte de Sara Montiel me ha llevado ha hacer una excepción.

Recuerdo que siendo yo muy pequeño, a finales de los '80 o principios de los '90 tenía una carpeta en la que iba pegando recortes de famosos y famosas que aparecían en las revistas de la época. Una de las famosas que todavía recuerdo hoy es Sara Montiel.

La imagen que tengo en mente de Sara Montiel era vestida de azul cobalto, con el pelo de negro, liso con media melena y enjoyada. Lo que más me fastidiaba es que en la revista aparecía la foto cortada y no se le veían las piernas, así que desde mi visión infantil busqué unas piernas de una famosa y se las pequé debajo.

El resultado era un poco chapucero porque era una Sara Montiel con vestido de noche cortado hasta la mitad, con unas piernas que no eran las suyas pero sobre todo por lo chaparrita que quedaba.

En resumen, que para mi Sara Montiel siempre será ese personaje cortado por la cintura pegado en la carpeta que Dios sabe dónde andará.

01 abril 2013

Vértigo

Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
tenías que estrellarte o que abatirme...
¡No pudo ser!
[...]
G. A. Bécquer
http://www.oyemexico.com/wp-content/uploads/2013/03/oyemexico_columpio_1-380x285.jpg

El otro día soñe que estaba rodeado de niños que hablaban italiano, que hablaba con profesores que hablaban italiano y que los niños italoparlantes me invitaban a subir a un columpio con tobogán.

No era un columpio al uso, era de alto como un edificio de tres pisos, pintado de rojo y negro, rodeado por los muros de un edificio antiguo y muchísima vegetación, mucha humedad que impregnaba el ambiente.

El caso es que la invitación a subir al columpio la acepté y acabé en la cúspide, con unos huecos tan pequeños que casi no cabía por ellos y la sensación de que podría caer al vacío desde lo más alto.

Finalmente conseguí encontrar la manera de entrar por el hueco y bajar por el tobogán, quizás debería haberme dejado caer al vacío, al fin y al cabo era un sueño, pero parece ser que el espíritu suicida no me acompaña ni siquiera en los sueños.