15 febrero 2014

El soñador despierto


Un varón rondando la treintena sentado al borde de un acantilado, con sus pantalones cortos y sudadera con capucha en una tarde soleada y fresca de septiembre, cuando el mar comienza a ceder a los envites del otoño, cuando las olas comienzan a rugir dando paso a un mar enfurecido.

Absorto en sus pensamientos, con una libreta en sus manos, escribiendo, meditando y leyendo citas literarias anotadas con anterioridad. Sentado con su pierna derecha flexionada bajo el hueco poplíteo de la pierna izquierda, en la misma postura que un espinario que extrae una astilla de los pies de su alma.

Una instantánea congelada en un momento preciso, como un despertar sobresaltado de un sueño por el sonido del despertador, del teléfono o por la llamada de la propia realidad. Un boceto entintado sobre papel que al precipitar sobre las aguas del mar se va desdibujando poco a poco hasta no ser posible reconocer las figuras representadas.

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