18:00, Bagdad café está a punto de acabar y noto como algo se cuela entre el sofá y mi espalda, es tu brazo que me acoge. Junto a mí, tu tronco que me mantiene en posición erguida y siento también tu calor que me reconforta.
Todavía me duele la tripa del atracón de palomitas y gominolas, porque, como todo el mundo sabe, las sesiones de cine casero en pareja son perniciosas para la salud; sin embargo añoro las sesiones de cine en pareja.
A pesar de todo, lo que más me gusta de las sesiones de cine en pareja es la conversación y el remoloneo en el sofá o en la cama de después de la película, escuchando música o haciendo cualquier otra cosa y es entonces cuando me confiesas que nunca antes has tenido una pareja.
Ahora me pongo a pensar y decido que hace tiempo debí haber acercado mi boca a tu boca y dejar que nuestros labios se acariciaran mutuamente componiendo poesías en su roce. | |
Ahora es tiempo de que yo confiese que me muero de ganas por hacerte sentir lo mismo que yo echo de menos, que tus piernas se enreden con las mías y caminen a la par hacia la felicidad.
— ¿Deseas soñar vivamente conmigo?
— Se lo consultaré a Brenda.
1 comentario:
¿Pero quién es Brenda? ¿La almohada? Tengo que reconocer que una cosa fundamental para que la sesión de cine casero en pareja funcione es necesario que tu pareja o tú tengáis un sofá lo suficientemente cómodo... eso es lo que me falla a mi, mejor dicho, a mi pareja.
Bicos Ricos
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