Que con mis ojos
abiertos es mi cuerpo
mi cuerpo que con mis ojos
cerrados es perfecto.
Mi cuerpo que cuando lo miran
tus ojos es tu cuerpo.
Mi cuerpo que sólo debió haber
conocido tu cuerpo
que sólo debió haber amado tu /cuerpo
[...]
(Jaime Manrique Ardila)
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¿Por qué vas de nuevo a Roma?
Con esta pregunta nos recibe Ernesto Neto en nuestra visita al Museo Guggenheim Bilbao y una escultura con formas orgánicas a modo de ubres de una vaca que chorrea sobre los visitantes como la lluvia que durante todo el día nos empapaba la ropa y cuyo frío nos penetraba hasta los huesos.
Así es la vida.
No apta para menores de 13 años, se debe recorrer a ritmo tranquilo, sin saltar no correr, para disfrutar del suave masaje que te provoca en los pies y llegando a la meta permanecer unos minutos mirando al cenit evocando las sensaciones que una pipa de agua podría suponer en esas circunstancias.
Comer con los ojos.
Sí, Señor Neto, es una expresión muy española, especialmente en el norte, tierra de buen comer. Buenas piezas de carne las que se reflejaban en esa obra. A la hora de comer también echamos de menos una foto del menú para saber qué era exactamente lo que estábamos pidiendo.
Vendo caramelos...
...que excitarán tus sentidos del olfato, gusto y oído por medio de los aromas de tés e infusiones, caramelos embolsados y acordes surgidos torpemente de las manos una niña sentada al piano. Quizás el día de mañana sea ella la que ponga precio a su talento y otros paguen por escucharla.
Trueque trueque.
Un lugar delimitado y abierto en el que cualquier objeto es digno de entrar en juego en el sistema de mercado más antiguo del mundo, el intercambio premonetario. Perfecto para desarrollar tus habilidades con el origami.
La casa de los sueños.
O la morada de los
soñadores, un paraíso de nuez moscada, pimienta y anís encerrada en medias tupidas, en poliéster que se transforma en
finas sedas de oriente que envuelven las más preciadas especias, todo ello fruto de nuestros sueños y espejismo de nuestras realidades. Espacio para el erotismo con labios de piedra, tetas de pimienta, amor de calvo y rana de niebla.
Dulce borde.
Borde del que entran y salen los sonidos a su libre albedrío, transmitiéndose como ondas mecánicas a través de aire. Silbatos, maracas y caracolas que desestructuran la uniformidad del borde de cojines naranjas, el límite de la tribu sobre el que sentarse a contar y cantar historias.
Hermano de montaña.
La fragilidad de las montañas hecha arte y la resistencia del plano frente a la acción mecánica. Flora vegetal que crea alfombras tupidas sobre las que los gigantescos niños correteen y salten. Una montaña inexpugnable que muestra la debilidad de lo prohibido.
Que no te asuste el caos.
En realidad no me ha asustado, pero como soy un poco antropófobo huí de la multitud que pretendía conocer tus intimidades y de que le pusiesen un sello en su pasaporte de "lugares que he visitado". Volví de nuevo a Roma y salí por la puerta que me llevaba a la realidad mundana que permanecía casi inalterable al otro lado de la puerta del museo.